Las creencias en occidente

          Desde las religiones ancestrales el agua tiene la propiedad de los lagos: Narciso se miraba en el agua como en un espejo. Tenía entonces una dimensión de belleza y de equilibrio. El agua aparece como un instrumento que todos queremos alcanzar. Hace ruido, así el canto de los arroyos  fue asociado a la despreocupación infantil, fresca y clara.

Los celtas utilizaban varios medios para hacer desaparecer  los restos de sus ancestros. Por ejemplo,  algunos enterraban cuerpos en tronos cavados de árboles y los tiraban al agua. Hemos encontrado tantos tronos en la desembocadura del Rin. Esta costumbre asocia el culto del árbol (el único elemento que puede pasar de la tierra hasta el cielo) con el culto del arroyo, el don del cuerpo al agua. El culto de los muertos esta siempre en torno a los cuatros elementos: el agua, la tierra, el fuego y el aire.

Poblaciones mas primitivas podían rápidamente utilizar las propiedades disolventes y purificantes del agua. Así, los griegos y los romanos crearon los termos, destinados a dos usos en sus vidas cotidianas: los baños higiénicos y las sumersiones en aguas curativas. Pero creían que las curaciones termales provenían del carácter sagrado de las divinidades que vivían en el agua. Podemos citar muchos lugares termales en España, como la región de Lusitana (que corresponde a la actuela región de Extremadura (oeste de España) y al Portugal) donde el dios termal Bormanicus fue venerado. Este dios es a veces asociado a Abollón. Leyendas dicen que la mayoría de las ciudades fueron creadas en ciudades del agua, en lugares donde antiguas civilizaciones practicaban cultos dedicados a las ninfas. Esta importancia es, de esta manera, ilustrada por la existencia de fortificaciones alrededor de lugares termales. 

El agua y el Cristianismo:

 El agua aparece en el antiguo testimonio como un “principio creador, a través de nubes y nieblas (…). Es del agua y de la tierra que fue formado el primer hombre.”

El episodio del Diluvio muestra el carácter destructor y purificador del agua: los hombres que no habían respetado la ley divina fueron ahogados y sólo Noé y su arca sobrevivieron a los oleajes devastadores. El símbolo del arco iris crea aliancita entre Dios y los hombres supervivientes. Es interesante notar que varios trabajos ha demostrado la existencia de un tal episodio en los textos fundadores de grandes civilizaciones como en América Latina, en Egipto o en la civilización mesopotámica, donde vemos elementos del diluvio, relacionados a una noción de juicio y de selección por los oleajes devastadores y purificadores.

Durante el tiempo del Cristo, los ritos de purificación fueron empujados más lejos, quizás a causa de las varias epidemias de Peste. Por ejemplo,  un pueblo de Asia practicaba un baño de purificación antes de comer, como muestran los piscinas buscadas a Qumram.

El agua y los Amerindios:

En América, el Mito de la gran inundación es registrado por los esquimales e indios « Hare » del norte de los estados unidos y por Araucanos del sur de América latina. La tradición oral y muy viva en América latina, permitió al culto del agua perpetuarse de generación en generación. Gracias a esta creencia, canales heredados de la época precolombina siempre funcionan hoy. La civilización inca es una civilización precolombina del grupo andino. Tiene origen al principio del siglo XIII del estanque de Cuzco en el actual Perú.

De la cultura inca y el prado inca, conocemos sólo pocas cosas, porque prácticamente ningún documento escrito ha sido recobrado. Sin embargo, gracias a la tradición oral todavía muy presente en los pueblos andinos, el culto del agua se transmitió de generación en generación. Es de ahí por otra parte dónde viene el espíritu de colectividad alrededor del agua, tan fuerte en América latina, durante esa la época. En efecto, estas civilizaciones animistas veneraban las fuentes y los ríos, porque el agua fue considerada allí como el principio fecundador masculino de la tierra.

La tradición oral también transmitió el mito del héroe civilizador, llamado el Inca, el término(plazo) que designaba de hecho a un emperador inca. Hombre grande y luminoso, tenía a su lado una culebra de oro, capaz de cavar sangrías y canales en la roca para aportar el líquido divino a los mortales. Aquí, el mismo hecho de construir la infraestructura que permite el acceso al agua que es divinizada. Esto pone en evidencia el carácter sagrado y mágico que tiene ante todo el agua muy importante y su acceso para los humanos desde hace tiempo. Este carácter sagrado del agua obligaba a los Incas a respetarla y a preservarla. Según ellos, fuentes divinizadas podían secarse si se las ofendían sacando con un recipiente lleno de lodo o de hollín. También, para evitar la cólera de los dioses, había que utilizar obligatoriamente recipientes blancos y limpios. Después de las cosechas de finales del verano, los pueblos organizaban juntos grandes fiestas para purificar, frotar y entretener los canales.

El agua y el Islam:

 El Islam es una religión que nació y que se extendió esencialmente en zonas áridas y casi desiertas del mundo. El agua, entonces, fue siempre considerada como un elemento muy importante, vital y que tenemos que proteger, para esta religión, como para sus poblaciones. Para el Coran, el agua es el símbolo de la fecundidad. Es sagrada y su gestión pertenece a Dios. El libro cita 63 veces la palabra « agua » (« ma » en árabe).

Durante la invasión y la ocupación árabe en Andalucía, el agua ocupaba, de esta manera, una plaza muy grande entre los ritos cotidianos y religiosos, lo que dejaba trazas en la vida de los españoles, especialmente con los baños (« hammam » ) árabes y la higiene.

El Coran dice: « Tahâra es la purificación necesaria a la que hemos aludido y es indispensable para empezar en el camino Se corresponde a la primera parte de la Shahâda con la Tahâra realizamos en acto la simplificación que nos abre hacia allá. A la vez que renunciamos a lo que nos hemos II aloque Por ello el Islam insiste en que se realice frecuentemente ».

Vemos así que la purificación tiene un aspecto fundamental, pero esta vez en la vida cotidiana. En efecto, los musulmanes se purifican antes de los 5 oraciones con un rito preciso : tienen que lavarse todas las partes del cuerpo, de la cabeza hasta los pies, de la derecha hasta la izquierda. El agua utilizada tiene que ser pura y sin contacto con otros.

El agua es, en esta religión, un bien colectivo y un derecho humano fundamental. Su utilización tiene prioridad: primero para la sed, además para los anímales, las culturas, y por fin para satisfacer nuestras ganas. Existen sanciones para los que no respetan la cualidad del agua.

Es decir, para concluir que el agua es la fundadora de muchas religiones, al origen de nuestro mundo. Le asociamos un carácter sagrado, como un elemento vital y que hay que respetar. Toda religión quiere que la respetemos. Pero, ahora, esta visión comienza a cambiar. Los humanos quieren más poseerla para sus propias ganas.